Hace días saltó la noticia.
Para los que no saben francés viene a decir más o menos que el padre de la criatura que espera la ministra de justicia francesa- soltera y ya no tan entera - es el ex presidente más deleznable, de melena y bigote, que hemos tenido en España- usease Ansar.
Esto no pasaría de ser un simple y jocoso bulo (me imagino a los del rotativo marroquí en la redacción del periodico, previa publicación de la noticia, en plena tormenta de ideas bajo una gran humareda de grifa cuando el redactor jefe lanzó al aire la pregunta "¿Y quien será el padre?" y alguna voz respondiendo con sorna y entre risas "Será Anzar, que tiene fama de picha brava")
Pero va el aludido, que más tonto no se puede ser, y lo desmiente públicamente.
No hay nada mejor para que se de más veracidad a una noticia que desmentirla- si es que somos así de malévolos- y así el bulo crece, todos los periodicos y televisiones se hacen eco de la noticia, la comentan los más sesudos comentaristas en las más importantes tertulias de café y magdalenas, y un largo etcetera que nos hace olvidar por momento la crisis en la que estamos sumergidos.
Y como yo no voy a ser menos que esos sesudos contertulios voy a dar mi humilde opinión.
Este caso me recuerda mucho a cuando un niño rompe el jarrón más preciado de su madre cuando está jugando a la pelota en su casa y cuando ésta lo llama para merendar lo primero que dice el niño es aquello de "¿Qué jarrón, mama?".
Ahora que cada cual interprete y para evitar denuncias que inserte las palabras presuntamente y presunto en donde más le guste.
El Joven Bryan - En el club
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