07 diciembre, 2009

De cañas con Consti



Anoche estuve de cañas con mi amiga Constitución, Celebrabamos su 31 cumpleaños. Dicen que el alcohol saca los demonios internos siempre a la luz y puede que tengan razón.

Entre cerveza y cerveza me estuvo contando que su vida no  había sido fácil. Ya desde su nacimiento empezaron los problemas. Ninguno de sus supuestos padres (si, tenía varios, es lo que tiene la libertad juvenil) estaba del todo convencido. Decían que no se les parecía lo suficiente, incluso antes de nacer los que ahora salen a la calle en contra del aborto hubieran gustosamente saltado sobre el vientre de su madre o la hubieran ahogado con sus propias manos (como Hermann Tertsch haría con los terroristas de Al Qaeda). Era una época de convulsión, ilusiones y miedos a partes iguales.

Sin cumplir los 3 años ya se llevó un susto. Fue a finales de febrero y los tanques casi la aplastan, pero por suerte se salvo. Bueno, más que suerte fue cosa de su padrino (un tal Juancar) que se lo sigue cobrando año tras año con un trato especial por su parte. Tardó en recuperarse del susto y pasó una infancia más o menos tranquila pero la suerte cambió a los 18.

Me contó que con la mayoría de edad las cosas se empezaron a torcer. Su nuevo padrastro (un tal Josemari) abusó de ella en repetidas ocasiones y durante unos largos ocho años. Nunca la quiso y así dejó constancia años atras por escrito aunque ahora lo niege y fálsamente la defienda.

Ahora los porblemas los tenía con sus hermanos menores, los Estatutos. Andan por ahí liandola y las culpas siempre van para ella. Está harta de que la tomen con modelo y que le pregunten todo sobre ellos.

No pudo más y rompió a llorar. Me dijo que estaba cansada, que necesitaba un cambio drástico y deshacerse de lastres del pasado. Renovarse, adaptarse a los tiempos que corren.

Espero que lo consiga. La conozco de toda la vida y le estoy cogiendo cariño.

La noche acabó brindando por el futuro.


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