Si no ocurrieran percances no sería Renfe. Faltarían 50 kilómetros para llegar a Granada cuando el revisor nos informa que la vía está cortada unos kilometros más adelante con motivo de la lluvia y que acabaremos el viaje en autobús
Uno que ya está acostumbrado a estas cosas se lo toma con filosofía y tener que esperar una hora hasta llegar a la estación más cercana donde se supone te espera el autobús.
Llegando para la hora de la cena no hay problema.
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