24 enero, 2014

El miércoles cometí la torpeza de ir al cine. La película elegida fue El hobbit: La desolación de Smaug. 

Después de más de dos horas y media de lo que es la segunda parte de la trilogía mi resumen de la experiencia es el siguiente:

"Y entonces Peter Jackson cogió un ejemplar de la novela, se bajó los pantalones delante de su equipo de guionistas y comenzó a refrotarse la entrepierna con el libro mientras gritaba como un poseso: ¡Tormenta de ideas! ¡Tormenta de ideas! ¡Ja,ja,ja!"


1 comentario:

Pedja dijo...

Por desgracia, en muchas partes de la película me imaginé algo tan grotesco como eso...