Cada vez siento más verguenza. Vergüenza por tener un sistema de comunicaciones ferroviario más acorde con un país de chichinabo, bananero, tercermundista y analfabeto que no puede aspirar a más de llevar el botijo y agachar la cabeza, que a cualquier país europeo de verdad.
Otra cosa no se puede sentir si por sistema la línea de media distancia que une Sevilla con Almería lleva un retraso medio de más de media hora (sufrido a la ida y a la vuelta). La impotencia que se siente cuando da la hora de llegada y te encuentras que la siguiente parada está a media hora (y no es la última) no tiene precio. Bueno 70€ (que es lo que vale el billete ida y vuelta), un precio muy poco acorde con el deficiente servicio.
Y por si esto ya no fuera suficiente, para completar la gracia, te encuentras con que tu plaza la han vendido dos veces. Con dos cojones. Cuando el aforo es de algo más de media entrada no pasa de ser una anecdota y te acabas riendo de la situación. Me pregunto que habría pasado si el tren hubiera ido completo.
Pero la culpa solo la tengo yo, que sigo tirando de ellos para mis desplazamientos. El próximo a pata.
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