12 mayo, 2010

Damnâtiô (XIII)

El comisario Marquinez releía por tercera vez las declaraciones de los testigos. Ni una sola contradicción que hicera pensar que escondían algo. Sobre la mesa de su despacho los resultados de la autopsia, recién traídos desde el laboratorio por uno de sus subalternos, confirmaba que la muerte se había producido por un fuerte golpe en la parte posterior de la cabeza con algún objeto contundente.



Descartado el robo al no encontrarse signos de desorden en el piso, siempre según el informe, necesitaba ver con sus propios ojos la escena del crimen para sacar algo en claro.

En sus cuarenta años de intachable servicio en el cuerpo nunca se le había presentado un caso así, pero su dilatada experiencia y su intuición le indicaban que allí había más de lo que se presentaba en la superficie. Y a un mes de la jubilación no estaba dispuesto a dejarlo pasar por alto.

(Continuará...)

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