18 mayo, 2010

Damnâtiô (XVI)

Dentro todo estaba como lo habían dejado aquella tarde. La luz de las farolas de fuera entraba por el balcón abierto dejando la estancia en penumbra.

Para no llamar la atención optaron por no encender luz alguna y guiarse por el foco de las linternas que llevaban, las mismas de aquel día en las obras del castillo cuando encontraron el manuscrito.


Si estaba allí lo encontrarían aunque tuvieran que levantar las losas del suelo para encontrarlo. Salvatore ya les adelantó del gran secreto que escondía y su violenta muerte lo confirmaba.


Registraron el dormitorio sin encontrar el más mínimo rastro. La cama deshecha, la mesita de noche totalmente limpia y en el armario unas pocas prendas de ropa de diario, nada de marca. En el baño sólo se apreciaban los restos de sangre en la bañera y escrito con  rotulador permanente en el espejo del lavabo, de puño y letra del inquilino como pudieron identificar, la palabra mágica.


En ese momento pudieron oir como alguien intentaba forzar la puerta de entrada.

(Continuará...)

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