01 junio, 2010

Damnâtiô (XXIV)

Pensó que en casa no estaría seguro así que se dirigió a la obra. A cada poco se volvía hacia atrás para comprobar que nadie le seguía. Miraba a todo el que se cruzaba en su camino con desconfianza y la presión sobre su mochila no menguaba.


Como no estaba acostumbrado a estos juegos de espionaje no se percató que a poca distancia le seguían dos individuos. Dos individuos que sin haberse dado cuenta habían entrado en su vida y en la de sus difuntos amigos varios días antes.


Llegó al castillo, futuro museo, y se encerró en uno de los improvisados despachos. Se sentó frente a la mesa, sacó el documento, lo puso sobre ella y comenzó a repasarlo con detenimiento.

(Continuará...)

No hay comentarios: