16 septiembre, 2010

El último trabajo. Tres.

3

Estaba en el andén pensando como llegar a la estación de autobús para comenzar el último tramo de su viaje cuando rebuscando en el bolsillo de sus pantalones piratas encontró un trozo de papel que sabía seguro que no estaba allí al comenzar el viaje.


“10:30 esquina C/Mayor con C/Franca. No me falles” se podía leer en aquel trocito arrugado de papel. La letra sin duda coincidía con la que había visto garabateada en aquella libreta unas horas antes en el tren. ¿Que significaba aquello?


¿Que sentido tenía ese mensaje en su bolsillo de una mujer a la que no conocía de nada y que había dado signos evidentes de que no tenía interés ninguno por su persona? Aquello sería sin duda una broma y él no tenía ni el cuerpo ni el espíritu para bromas. Agarró por el asa su trolley y se encaminó con paso firme hacia la salida en busca de un taxi.


- ¿A donde?


Miró su reloj. Las 10:00. La estación de autobuses estaba en la Avenida General, a no más de quince minutos con el peor de los tráficos posibles. La última alsina con parada y destino en su pueblo salía a las 10:30 con lo que llegaría con tiempo de sobra.


- A la C/Mayor esquina con Franca, por favor.
-
Había oído la dirección como si no hubiera sido él el que la hubiera pronunciado. En su cabeza había sonado con una voz que le era desconocida. La mente es extraña a veces. ¿Que diablos se proponía?¿Qué se le había perdido en aquella esquina a esas horas?¿Realmente tanto le había impresionado aquella mujer para su mente actuara por su cuenta?


Sea como fuere no corrigió al taxista y llegaron cuando en el reloj-termómetro de la esquina marcaba las y media en punto. Pagó y se bajo. El taxi arrancó bruscamente sin tiempo de que pudiera recoger su maleta. Tras acordarse de la familia del conductor y no con buenas palabras pensó que aquella ciudad se había vuelto más peligrosa de lo que recordaba del año anterior. Bueno, se dijo, ya no hay marcha atrás.


Echó un vistazo a ambos lados de la calle esperando ver aparecer a aquella diosa rubia del tren y de pronto se hizo la oscuridad.

Continuará...

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