07 noviembre, 2009

El metrobotellón



Cuando crees que la muchachada de hoy no puede sorprenderte más una bofetada de realidad te saca de golpe de tu error.

Encontrabase un servidor anoche esperando el metro en la estación de Condequinto a eso de las 1 y 20 de la madrugada cuando al mirar a mi izquierda, a una distancia de dos bancos y tras una columna, veo a tres, quizá más, alegres jovenzuelos haciendo botellón. Dentro del recinto y sin que a nadie pareciera importarle pese a que en un momento dado se pusieron a cantar a grito pelado en exaltación de la etílica amistad que sin duda les unía.

El momento bizarro vino cuando uno de ellos ni corto ni perezoso y motivado por la cantidad de líquido ingerido y la falta de servicios dentro de la estación se puso a mear donde más cerca le venía y sin percatarse de que había testigos ajenos a la acción a los que no nos hacía tanta gracia como a sus colegas.

Por suerte llegó el tren, al que no les permitieron subir, y poco a poco conseguí alejarme y olvidarme de tan lamentable espectáculo.

Desconozco que pasaría después con esos despojos humanos y aún desconozco más el motivo por el que la naturaleza permite que compartan ecosistema con nosotros, que sin ser santos ni mogigatos, seguimos teniendo un minimo de sentido común incluso con alguna copa de más.


1 comentario:

Laura dijo...

Obviamente a los botelloneros del metro lo que les preocupa es no quedarse sin hielo.
Lo del sentido común no importa.

Besi.