Fue Salvatore el que les consiguió la beca para el proyecto de San Jorge. Aunque no los llegó a tratar durante el postgrado llegó a sus manos la tesis doctoral que hicieron conjuntamente y no lo dudó un instante cuando los recomendó para el trabajo.
Durante los meses posteriores llegaron a convertirse en un trío inseparable. Salvatore iba a su bola. Elena bebía los vientos por él, aunque este no le hiciera el menor caso. Y Alberto, tímido redomado, nunca confesó lo que sentía por Elena, desde el primer momento en que la vio.
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