El legajo titulado Dâmnatiô constaba de cien folios en una mezcla de latín y lengua romance. Fechado a principios de 1600 y con prólogo de Fernando Niño de Guevara como Inquisidor General y bajo el amparo del regente Felipe III y del papa Clemente VIII daba cuenta del listado de autos de fe, condenados y condenas pronunciadas en el tribunal permanente de Sevilla en los últimos cinco años.
Salvatore estuvo toda la noche revisando hoja a hoja y nombre a nombre. Los repasaba una y otra vez buscando algo más que nombres anónimos y condenas típicas para la época. Sin eso no pasaba de ser uno más de los miles de índices sobre el santo oficio que se guardaban en la Biblioteca Nacional o el Archivo de Indias.
Cuando ya despuntaba el alba y lo daba todo por perdido reparó en algo que se había pasado por alto hasta ese momento y que ahora, si se confirmara, sería un hallazgo de dimensiones extraordinarias.
(Continuará...)
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