07 octubre, 2010

El último trabajo. Seis.

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Tras siete años trabajando en la más absoluta invisibilidad dentro de la compañía de don Leandro hacía un mes escaso que un lamentable episodio le había hecho plantearse dejar el trabajo y este suceso le tenía ahora atado y ante su jefe.

Cierto día desaparecieron unos papeles que debían llegar a la sucursal de Zurich por correo urgente y las culpas de la desaparición recayeron sobre él como mensajero interior. Como todas las mañanas su labor había consistido en recoger planta por planta la correspondencia de cada departamento para llevarlas hasta el departamento de envíos donde la empresa de mensajería se encargaba de llevarla hasta su destino.

Desde el departamento de envíos juraban y perjuraban que esos documentos no habían llegado hasta ellos y lo culpaban a él que a su vez juraba y perjuraba que esos papeles nunca pasaron por sus manos.

Así habían ido pasando los días hasta que el comienzo de las vacaciones llegó y no le dio más importancia. Ahora estaba cogido por los huevos y lo peor de todo es que ciertamente no tenia ni puta idea del paradero de esos papeles.

Sabemos donde están los documentos de Zurich y tu los recuperarás. Ese será tu último trabajo y estaremos en paz.

La voz de don Leandro le sacó de sus pensamientos. Lo miró con cara interrogante. ¿Recuperar los papeles?¿Ultimo trabajo?¿Qué coño significaba eso?

Desatadle y dadle algo de comer, después te pondré al día.

Continuará...

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